viernes, 15 de octubre de 2010

La mente cambia

En sí, no tengo mucho que decir. Y en sí, no es que tenga nada que decir.

Simplemente (y nuevamente) necesito escribir. Y esto que voy a contar hoy, me gustaría poder hacerlo mediante esquemas, porque seguro que se entendería mejor. Pero bueno, tengo fe en que se entienda lo que quiero transmitir… Espero que mi escrito no resulte demasiado cargante.


Naces. No tienes consciencia de tu ser, ni siquiera tienes consciencia del ser en sí. “Ves” muchas manchas a tu alrededor, las cuales aún no eres capaz de discernir. Ya sea porque acabas de abrir los ojos y necesitas acostumbrarte a esa luz, o ya sea porque aún tengas que “aprender” la lección de “puedo ver” (de la cual no tienes constancia hasta que vives los primeros años).

Tus padres y el resto de la familia, y amigos de estos, te compran y regalan juguetes y ropa. Tú aún no sabes qué acción es esta. Sólo te interesa tocar lo que te tienden y mirarlo todo con los ojos bien abiertos. Estás descubriendo el mundo, un mundo en el cual ves que todo es más grande que tú…

Descubres que tienes cuerpo, y no te lo crees. “¿Qué es esto?” se pregunta tu cerebro al elevar las manos y mover los dedos. “Uy, si se mueve…” es lo siguiente que pasa por la mente… No conoces las palabras, pero se mueve por tus neuronas como imágenes que te permiten ir conociendo.

Bien, has descubierto que tienes manos, pies, y un cuerpo que te sostiene. Y eres la criaturita más feliz del mundo. Papá y mamá te miman, las otras personas que vienen a casa también te dan mucho cariño y, además, a veces llevan cosas con ellos y esas cosas te las dan a ti, para ti.

Sigues descubriendo, junto con ese mundo que es más grande que tu pero que se centra en una zona pequeña, tus sentidos. Tocas, ves lo que tocas, lo puedes saborear, si se cae hace ruido, y a veces, tiene olor. ¡Oh, qué mundo más maravilloso! Pero cuando te caes al suelo, te haces daño… Y eso ya no mola tanto… ¿verdad? Pero bueno… no pasa nada… “Suelo malo”, dice papá mientras que te levanta. Papá y mamá siempre están ahí cuando te caes para ayudarte a levantar… ya que eres pequeño y te han de ayudar.

El tiempo pasa, vas comenzando a hablar y ya quieres aprender a correr tan bien como lo hacen tus padres. Te encanta poder ir haciendo cosas nuevas y, sobre todo, poderlas ir haciendo por ti mismo. Y lo que más te gusta, es cuando alaban lo que has hecho y, nuevamente sobre todo, cuando añaden “que mayor te estás haciendo”. Sí, te haces mayor… Qué bien que los demás sean capaces de reconocer tu trabajo… ¿eh? Y que bien que les guste lo que haces… Eres un artista, hay que reconocerlo… Y te sientes orgulloso de aquello que hayas podido hacer por ti mismo.

El primer día de colegio, no conoces a ningún otro niño… Todos sois más o menos de las mismas edades. Aunque tu eso no lo piensas, sino que directamente ves niños que parecen más mayores y a otros que parecen más pequeños. Hacer amigos no te es tarea difícil… Es un don que suelen tener los niños a esas edades. Y más o menos te desenvuelves bien… Aunque a ese niño de allí parece que no le gusta tu pelota, pero bueno, da igual… él no juega y punto.

En el colegio, según pasan los años, vas aprendiendo, evidentemente, tus lecciones diarias. Pero también aprendes a convivir con tus compañeros, a vivir en la sociedad y, sobre todo, vas madurando como persona.

Según creces, te dejas llevar un poco por tus amigos… Si a tu mejor amiga no la gusta ese libro que tienes, por mucho que a ti te guste, te desharás de él porque a tu amiga no le gusta. Y oye… ¡Fidelidad con una amiga ante todo! Que es la mejor amiga del mundo mundial… Y como se acerque ese niño a nosotras para quitarme a mi mejor amiga, ¡me cabrearé y me cabrearé! ¡Ella es sólo mía!

Y si tu amiguísima del alma te dice “uy… es que eso que haces es una tontería”, pues por mucho que a ti te guste eso que estás haciendo, paras de hacerlo. Porque a tu amiga no le gusta y tú te sientes mal si haces algo que a tu amiga no le gusta. Por lo tanto, ¿qué pasa? Que terminas dejando que te dirijan (o, quién sabe, quizá quién dirija eres tú y tu amiga la que acate).

¿Y luego también qué pasa? Que tu compañero de mesa tiene un nuevo videojuego, que es mucho más divertido que el tuyo, y tú también lo quieres… Y ya no eso, sino que se puede dar el caso de que el videojuego que tú quieras sea superior al de tu amigo… Je, je, je… Así molarás tú más.

Aunque claro, por mucho que los amigos tengáis la misma edad, no significa que piensen igual… Al principio de la vida, todo es más sencillo y la más mínima “tontería”, como descubrir que se tienen manos, logra hacer que esa criatura sea la criaturita más feliz del mundo. Pero según vas tomando consciencia, tus pensamientos van variando. En algunas personas con más rapidez, en otras con menos… Pero al final, esa evolución acaba llegando. Según creces, todo se va volviendo cada vez más complejo (y a mí me va a resultar difícil el intentar escribir visionando desde varias formas de ser a la vez… Así que intentaré hablar de una forma un poco general).

Cambias de etapa. Te estás convirtiendo en toda una mujer o en todo un hombre.

Ahora ya, te preguntas “¿Felicidad?”, porque ya cada vez quieres más, porque ya no te conformas con pequeñas cosas. Por lo tanto, ya no eres feliz (recordemos a esa criaturita feliz con cosas insignificantes… Ahora, eso ya se ha extinguido).

Tienes tu gente, tu familia, y tus cosas en general. Te puede gustar o no gustar el conocer gente nueva; te puede gustar más o gustar menos el salir… Pero vamos, intentas pasarlo bien.

Tus amigos, son tus amigos. Habrá con alguno con el que tengas más feeling que con otro. Habrá otros tantos que puedas decir “estos son verdaderos amigos”. Ojo: En la infancia tenías un único mejor amigo, y ahora, no es que tengas mejor amigo, sino que puedes decir de varias personas que son importantes para ti. La mente se modifica (claro que, ya digo… esto depende de la persona).

Sí, tendrás tus fallos, y tus caídas, y tus discusiones con amigos. Pero de ahí se sale siempre. Si los amigos, verdaderamente son amigos, por mucho que discutan, lo seguirán siendo. De algún modo u otro, en una discusión se termina llegando a un acuerdo.

Y también, aprendes a no volver a caer con la misma piedra. Si de verdad quieres no repetir errores, aprendes de ellos. Te hacen más fuerte, y eso es positivo, porque te pueden hacer crecer como persona aún más, por la experiencia que eso conlleva. Y también aprendes a comprender a tus amigos. Sólo que no siempre se comparten opiniones y es difícil… Pero mientras ambos se comprendan, todo bien. Puede que no compartan una misma idea hacia algo… Pero es decir “yo no comparto lo que piensas, pero lo respeto”. Cada cual es cada cual. Y, sobre todo, una mente que se está intentando formar a ella misma, es muy complicada de manejar… Ya que esa mente, tendrá sus propias opiniones. Respetará las opiniones de los demás, pero las suyas seguirán siendo suyas y punto.


Bueno, continúo… (Que ahí arriba ha habido un momento en el que me he entusiasmado un poco xD) El tiempo sigue pasando, sin detenerse… Y ¿qué ocurre? Pues que eres una persona humana… Con emociones, sentimientos, y necesidades.

Puedes haber tenido varias parejas. Pero un día, un día te encuentras con que llega una persona… hacia la cual piensas que no es una simple persona, sino que es LA persona. A su lado, te sientes él más afortunado del mundo, y cada minuto que pasáis separados, son minutos que restas para la siguiente vez que os volváis a ver.

Aunque conozcas desde no hace mucho a esa persona, sientes como si la conocieses de toda la vida.

Llega un día, en el que te empiezas a plantear en serio si le amas verdaderamente… y caes en la conclusión de que sí…

Sí, vas a hacer tu vida… Lo único que eres tan sumamente feliz con tu pareja, que a tus amigos, sin querer, les dejas de lado… No tienes por qué dejar a los amigos de lado. No tiene por qué ocurrir. Simplemente, dedicarás más tiempo a tu pareja. Y al igual que tú vas a tu bola, haciendo tu vida, tus amigos también han de ir a su bola haciendo su vida. Pero eso, como ya he dicho, no significa perder amistades. Sino que, simplemente, cada uno empieza a tomar su sitio en el mundo.

Y mientras que el buen rollo no desaparezca, todo genial.

Que es lo más importante… Cuando alguien decide hacer su vida, dejar a ese alguien que haga su vida. Y si se equivoca, pues ya rectificará… Y si necesita ayuda, pues tiene a sus amigos…

No está bien que, porque alguien decida hacer su vida, que porque alguien decida ser feliz, luego dejarle abandonado cuando se ha caído y le cuesta levantarse…

Sí, la amistad ha perdido lo que tenía en antaño… Pero sigue siendo amistad… Y ahora, es una amistad más madura, porque se supone que somos maduros. Así que a tomársela como tal.


Sobre todo, lo que quiero destacar en este escrito son cuatro cosas:

- Que las cosas más insignificantes son las puertas a la felicidad;

- Que cuando estás en la ignorancia todo te parece maravilloso. Y cuando te das cuenta de la realidad, si no sabes como canalizarla, te das cuenta de su verdadero dolor;

- Que cada uno lleva las riendas de su propio camino. Y a quién le guste, bien. Y a quién no, pues también bien;

- Que al crecer, mentalmente también sigue una madurez, y hay que tener constancia de esta… No creer que se es maduro, cuando en realidad no se es. Sino tomarse las cosas con más filosofía.


PD: Este escrito no está concluido... Aún me queda mucho por decir, para que le pueda dar por acabado... Así que supongo que en un futuro escribiré lo que se podría considerar como la continuación.

viernes, 1 de octubre de 2010

Tu propio rumbo


A veces, cuando uno toma una decisión, puede afectar a terceras personas. A unos les afecta más directamente que a otros, o puede ser que en realidad no les afecte.

Sí, tenemos que tener cuidado con las decisiones que tomamos, ya que se pueden ver otros incluso involucrados.

Pero hay veces, que esa decisión que tomas es para dirigir tu vida. Puede que eso afecte a alguien de una forma directa… Pero al fin y al cabo, es tu propia vida y tú decides por dónde encaminarla.

Puedes satisfacer a los demás. Claro, que esto no significa descuidarse a uno mismo. Sino que simplemente actúas de forma que intentas que las cosas vayan lo mejor posible, de forma que al volver a casa, estés contento contigo mismo sobre cómo han ido las cosas. Pero en el momento en el que se te ocurre pensar un poco en ti, sólo en tu propia persona, parece que a las terceras personas les molesta. “Qué pasa? Ya no te importo, verdad?”, eso es lo que ellos pueden pensar. Y qué te ocurre? Que tú te sientes mal.

Pero verdaderamente deberías sentirte mal? Estás escogiendo tu propio camino. Sin perturbar a nadie. Simplemente, escoges por dónde tú mismo quieres ir o sientes que debes ir. Es tu vida, no la de ellos… Así que debes escoger en tu vida sintiéndola como tal: tuya. Las personas, sólo tenemos dos cosas que son verdaderamente nuestras y que no hemos de permitir que nos las arrebaten: el libre pensamiento y la vida. Si nos las quitan, quedaremos como productos de esta sociedad, o como productos de lo que las terceras personas han hecho de nosotros…

Ellos, ellos están llevando a cabo su día a día. Por qué tu no vas a poder? Qué vives? Para complacerles? Está bien no abandonarles, porque no es eso… Pero si interfieren en tu rumbo hacia tu camino, has de pararles… Porque si no les paras tú, te pararán ellos a ti, y no podrás avanzar. Y seguramente, eso te acabará haciendo sentir que eres infeliz, ya que no has seguido tu camino, tu propio camino… Sino que has tomado el que los demás han querido para ti.

Llegará un día, en que tengas que alzarte, y recuperar el timón de tu barco y, nuevamente, a la mar, a dónde te lleven las olas… Allá dónde se encuentre tu camino.

Y si pierdes marineros por el camino, te dolerá… Pero si has de querer ser feliz llevando tu propia vida, a ser infeliz llevando la vida de otro, iza las velas, y rumbo a tu lugar…

Y si te chocas y te hundes, no te alarmes… Reconstrúyelo y sigue hacia adelante. Hundiéndote y reconstruyéndote aprenderás a ser más fuerte y, quién sabe, quizá logres llegar a tu meta, o a lo que sientas más parecido a ella.

Si hay terceros que se han sentido ellos mismos involucrados (indirectamente), tal vez suene un poco "egoísta", pero ellos, ellos van a llevar su vida adelante. Tú, si tomas el camino de ellos, no. La vida es así, egoísta. Tenemos que pensar por nosotros mismos, porque sino, no seríamos nosotros.

Lo importante, es que tomes la decisión que tomes sobre tu propia vida (sin incluir a nadie más), y que logres llegar a ser quién tú eres, sin verte atado a una vida que no sientas como tuya…